"Había una vez hace ya mucho tiempo una ciudad maravillosa llamada
Tar. En esa época todas nuestras ciudades estaban intactas, no se veían
ruinas porque la guerra final aún no había estallado. Cuando sucedió la
gran catástrofe desaparecieron todas las ciudades menos Tar. Tar existe
aún, si sabes buscarla la encontrarás. Y cuando llegues a Tar la gente
te traerá vino y soda y podrás jugar con una caja de música que tiene
manivela. Cuando llegues a Tar ayudarás en la vendimia y recogerás el
escorpión que se oculta bajo la piedra blanca. Cuando llegues a Tar
conocerás la eternidad y verás el pájaro que cada cien años bebe una
gota de agua del océano. Cuando llegues a Tar comprenderás la vida y
serás gato y fénix y cisne y elefante y niño y anciano y estarás solo y
acompañado y amarás y serás amado y estarás aquí y allá y poseerás el
sello de los sellos. Y a medida que caigas hacia el porvenir sentirás
que el éxtasis te posee para ya no dejarte más."
Llegar a Tar es dejar de buscar fuera, todo lo que llevamos dentro. Llegar a Tar es dejar de ser hombre para volver a SER HUMANO. Es reconocerse como lo divino, como creación y creador. Llegar a Tar es llegar al centro, al núcleo, a la escencia. Llegar al centro significa deshacerse de la periferia, deshacerse de la periferia implica dejar al YO, para fundirme con el todo.
Cuándo su imagen se borró del espejo,
apareció en el vidrio la palabra “libertad”.
-Fernando Arrabal.
"Cuándo el hombre pierde el sentido del yo, gana el sentido de sí mismo ".
C.Rodríguez.
...y entonces, sólo entonces sucede la paz.
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