jueves, 16 de febrero de 2012

Sobre la maldad humana se ha escrito bastante muchos psicólogos, psiquiatras, neurobiólogos y científicos la niegan, muchos más la reconocen. El diccionario de la Real Academia Española, define maldad (Del lat. mal-tas, -ıtis) como cualidad de malo, una acción mala e injusta.

  Desde hace un tiempo el investigador canadiense Keith Jensen en sus estudios ha destacado que en muchos humanos hacer daño a otro causa un gran placer, que es una condición que se instaura en el ser humano desde la infancia y alcanza su máxima expresión como alegría por mal ajeno en la etapa adulta, donde el sujeto puede despojarse de la satisfacción personal, si puede producir dolor o castigo en otra persona conocida. La maldad y los hechos que desencadena han sido ilustrado de forma muy real en libros y películas recientes.

  Pero ¿Cómo es posible que las personas hagan cosas tan deplorables? ¿Por qué la
maldad en la mente humana le gana al amor?  Partiendo de investigaciones y basándome en ellas, he aquí dos posibles causas: primero por una donación genética de los padres, que provoca que las neuronas en el centro cerebral, tengan una variedad de recompensa química activada con las conductas de maldad y percepción del daño o dolor en otros.

  Segundo por la transmisión cultural y social de los mayores a los niños durante el desarrollo infantil. Cualquiera de estas condiciones será potencialmente posible de aparecer en las situaciones de crisis personales, sociales, familiares o económicas, sin que la persona pueda mantener un control o evaluación de su conducta en la ejecución de los daños, maltratos, agresiones o crímenes.

 Sabemos que es muy posible que personas así sigan surgiendo y cometiendo actos parecidos en crudeza y muertes, ya que no es ahora posible predecir con certeza lo que el ser humano puede crear en su pensamiento y hacer realidad con su conducta, esta irresolución es la contingencia que permite al hombre adoptar el bien o el mal. 

  De hecho se ha visto que en la mayoría de las enfermedades mentales que las primeras caras que muestra el individuo son la mentira, la hipocresía, la envidia, la maldad y el pensamiento destructivo. 

  Mientras tanto la investigación neurocientífica se centra en la base neural de las respuestas sociales positivas como la empatía, la equidad y la confianza, los correlatos neurales de los encuentros sociales negativos son en gran parte desconocido. En concreto, ¿cuáles son los sustratos neurofisiológicos de la maldad humana? O, en otras palabras, que los mecanismos neuronales subyacentes a este fenómeno social básica? 

 Durante varias décadas, Personalidad y Psicología Social nos ha informado de dos procesos que han sido nombrados central para el mal humano: desindividuación y la deshumanización (Bandura, 1982, 1969 Zimbardo; Pines y Solomon, 1977 Zimbardo, 2007). 

 Considerando que la desindividualización Se refiere al proceso que facilita la percepción de los demás como anónimo (Zimbardo, 1969), la deshumanización está en el centro de muchos males, que se produce cuando se excluye del orden moral de reconocer a Otro como-ser humano, o menos que humanos, como animales -como (Zimbardo, 2007).

 La deshumanización se puede conceptualizar como una "catarata cortical", que desdibuja la percepción del otro tienen cualquier similitud con nosotros . Tiene  también influencia un proceso central en el genocidio, asesinatos en masa, la violación como táctica de terror, y en los prejuicios.


  ¿Es entonces la maldad un estad alterado de la conciencia? O ¿ Un estado natural del ser humano  necesario para la supervivencia? ¿O es acaso quizá simplemente nos hemos olvidado de nuestra condición de humanos y no podemos reconocernos ni reconocerla en nuestros semejantes?

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